Xavier Galiza

Xavier Galiza

 

Biografía

 

Artista Nacido en Ourense en 1943, destaca en su obra principalmente el dominio del color y la luz en la díficil técnica de la acuarela.

No obstante comienza su labor profesional en el mundo de la fotografía, actividad que ya alterna con la pintura. Colaborador gráfico de diversos periódicos gallegos en este período destaco por el estudio monográfico “El Arte Prerrománico en Galicia” presentado en 1973 en el Museo Arqueológico de Ourense. La exposición considerada el trabajo más importante sobre el tema, obtiene un gran reconocimiento recorriendo Galicia, varias provincias españolas, finalizando con su presentación en Madrid.

Tras estos inicios en la fotografía se mete de lleno en el mundo de la pintura hasta nuestros días, destacando especialmente en la técnica de la acuarela paisajística pero mostrando también otras facetas en conceptos artísticos más abstractos.

El pintor ourensano mantiene su firme elaboración de la acuarela a base de lavados sucesivos que le da un énfasis de ensoñación a todo cuanto es objeto de tema. Su preocupación estética estriba en la delicadeza casi sutil del lenguaje artístico.

Se mueve entre los tonos complementarios. Los grises son azulados, los sienas, verdosos; los azules, violáceos, los verdes, amarillentos. Son masas de color entremezcladas, difuminadas y fundidas de tal modo que se confunden para dar tonos nuevos, misteriosos.

Son colores tratados con otros colores en superposiciones muy estudiadas. Es la acuarela que se va convirtiendo en arte a través de sucesivos lavados, llevados a cabo con exquisito mimo para lograr, en cada papel, la mayor perfectibilidad posible, que es la gran inquietud del artista.

Críticas de prensa

 

…ofrece Galiza variedad de temas, presentando marinas, paisajes rústicos y urbanos. muy agradables los efectos de sus cielos y excelentes las luces y perspectivas de sus paisajes. Hay sobriedad en las líneas que, certeramente realizadas, consiguen el resultado que persigue el autor.

La Voz de Galicia

Acuarelas, colores con aguas, leves manchas iluminadas van realizando, logrando y creando un entorno que nos llega vivo, lleno de expresividad, de luz, de sonrisas, como la propia mirada del pintor entreverada tras sus barbas. Y así, con el flash de su creación artística, sabe ofrecernos estos pedazos del mundo que uno quisiera tener siempre como compañeros.

Los paisajes abiertos, las aglomeraciones urbanas, los tejados de las casas y las torres de las iglesias, ese ambiente de naturaleza humanizada de que habla Anxo, refiriéndose a la obra de Galiza, ha tenido en la capital zamorana, todo un impacto de gran acogida.

El Pueblo Gallego

El pintor ourensano mantiene su firme elaboración de la acuarela a base de lavados sucesivos que le da un énfasis de ensoñación a todo cuanto es objeto de tema. Su preocupación estética estriba en la delicadeza casi sutil del lenguaje artístico

Se mueve entre los tonos complementarios. Los grises son azulados, los sienas, verdosos; los azules, violáceos, los verdes, amarillentos. Son masas de color entremezcladas, difuminadas y fundidas de tal modo que se confunden para dar tonos nuevos, misteriosos. Son colores tratados con otros colores en superposiciones muy estudiadas. Es la acuarela que  se va convirtiendo en arte a través de sucesivos lavados, llevados a cabo con exquisito mimo para lograr, en cada papel, la mayor perfectibilidad posible, que es la gran inquietud del artista.

Su amor por el paisaje, que trataba de captar con su cámara, se mantiene cada vez más apasionado con el pincel. Galiza busca rincones, valles, nubes, lejanías, caminos, senderos, agros, no para desvelarnos lo que de bravo inhóspito, duro o ciego pudiera haber en él, sino para ofrecérnoslo como una criatura de paz y de serenidad, no es un paisaje bonito, sino que es el espíritu del pintor quién lo embellece, y por esta razón es un paisaje  pleno de espiritualidad, de candor, de naturaleza pura.

La Región

Pintura como un suspiro, que se volatiliza y diluye, pero deja perfectamente fijada y centrada la imagen e idea quimérica y perfecta. Sin una mancha de más, ni una de menos, las justas, las acuarelas de Xavier logran completas impresiones de belleza y buen gusto. No es la abstracción de sus increíbles veladuras, es el alma de los sueños de impresionismo y el figurativismo, reflejados en sus tonos suaves y difuminados.

Pueblo

Practica este pintor, con absoluto y ortodoxo rigor de oficio, con limpísimo respeto a las reglas, esa modalidad que en el argot pictórico se denomina acuarela húmeda, difícil técnica en la que el pigmento corretea libremente extendiéndose sobre el papel mojado, fundiendo cada mancha sus contornos con los colores vecinos, sin que propiamente distinga la vista donde empiezan ni donde acaban. El resultado, cuando se sabe lograr como este artista lo hace, con esos claros paisajes brumosos y evanescentes, exquisitamente simplificados, donde la atmósfera lo es todo, donde el ambiente es, al mismo tiempo, tibia envoltura maternal y gélida soledad infinita.

La verdad

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